Divina Tortura

El amor, bendita tortura… si, ya que nadie lo puede definir a mi sólo se me ocurre decir que es una tortura. Es una tortura porque cuando nos alimenta de ilusión el alma es lo mejor de la tierra y damos lo que sea por sentirla… pero cuando la ilusión se termina las heridas del alma no se curan nunca. Y es ahí cuando andamos por la vida jurando a cada paso que no volveremos a caer en la tentación de amar y ser amados, es ahí cuando vemos a las parejas felices por las calles y decimos: - Pobres!! Pa´ lo que les va a durar… envidiamos a los que están bendecidos por el amor aunque nos juramos a nosotros mimos que no lo necesitamos… que podemos vivir en soledad para siempre.
Lloramos, despotricamos contra el mundo entero, nos odiamos a nosotros mismos por dejarnos caer en la seducción pero un día, como de la nada, sin que lo preveamos vuelve a aparece esa espantosa y bella sensación que es el amor. No queremos pero nos usurpan el corazón de nuevo, sin darnos cuenta ya necesitamos al otro, lo queremos, nos preocupamos por él… dejamos de ser uno para ser nosotros. Y contra eso no hay escudo que sirva, no hay vacuna que nos inmunice del amor… nada funciona a esa altura.
Claro está, todo en la vida es un ciclo y así como por momentos estamos en la cúspide, sintiéndonos los seres mas pudientes del universo teniendo a una persona a la que amamos y que nos ama, al otro día algo se termina y bajamos al séptimo infierno… la ilusión se quiebra, los juramentos se terminan, lo eterno se convierte en efímero, el ayer que era un todo feliz se convierte en un pasado que no podemos ver porque un velo oscuro lo cubrió para siempre.
Los humanos tenemos memoria, pero hay algo que creo tienen todos los seres vivos y eso es la memoria del corazón… los sentimientos. Eso no se pierde nunca, uno no deja de querer de la noche a la mañana por más que así lo pretenda. Cada frase, cada gesto, cada mínima expresión del otro retumba en todos los momentos y sentimos que un pedacito de nosotros se va con ese recuerdo."... Por ti brillo mi sol un día y cuando pienso en ti brilla de nuevo, sin que lo empañe la melancolía de los fugaces amores eternos…"