De amor y predicciones

Llega un momento en la vida de los solos y solas en que este estado civil los exaspera; desahuciados, hartos y casi completamente seguros de que el amor les será esquivo por siempre ven en las pseudo ciencias adivinatorias su única salida.
Esto no es algo contemporáneo, en todos los tiempos se recurrió a la magia para saber si el ser querido nos iba a corresponder. En Viena, doscientos años atrás, aproximadamente, existió un autómata conocido como El Turco (no fue el único turco que existió, había otro que era jugador de ajedrez). Este muñeco, ataviado de turbante y vestidos que para la época hacían a la gente imaginar que procedía de Asia, se encontraba en un lugar público donde recurrían a él para hacerle preguntas sobre sus destinos amorosos. Hecha la pregunta el autómata estiraba su brazo, tomaba un papel y acercaba la respuesta al enamorado que esperaba su respuesta. Alrededor del muñeco volaban unos cuantos canarios, que estaban amaestrados para no abandonarlo nunca y esto le daba un aspecto aun más romántico al sabio de madera. Eran enormes las colas de personas que esperaban por una respuesta del Turco, en más de una ocasión debió actuar la policía para retirar a la masas de personas enfurecidas por haber sido anoticiadas que “el sabio” ya no respondería mas preguntas porque se encontraba cansado. En realidad lo que pasaba era que al muñeco se le descontrolaban los engranajes y debían correr una horda de técnicos a rescatarlo.
Es evidente que los enamorados requieren respuestas y las buscan por todos lados. Modernamente concurrimos a las brujas, que lejos de ser lo que eran antaño (señoras mayores con aguileñas narices, arrugadas, vestidas de negro, con risas macabras, mirada inquisitiva cuasi paranoica y la, nunca bien ponderada, verruga en la nariz con pelos que le da mas carácter) hoy son mujeres más o menos bellas, que cuidan su apariencia, ya no usan esos harapos viejos sino que visten a la moda, siendo las mas codiciadas las que salen por televisión. Estas mujeres, al igual que las antiguas, nos cuentan el pasado, el presente y el fututo, por los más variados métodos: tarot, bola de cristal, un calzoncillo del amado que haya tenido puesto no menos de 72 horas, un pelo del pubis, una muestra de orina, etc. Las respuestas suelen ser medianamente acertadas, lo cual es obvio, la mayoría de ellas son tan amplias que podemos hacerlas calzar en todas nuestras esperanzas. ¡Una mujer rubia quiere algo con usted! Y ahí salimos a sacar cuentas, empezando a descartar rubias conocidas o por estar casadas o por ser, en la mayoría de los casos, poco potables. Si nuestra amada no es rubia, especulamos que esos claritos y/o reflejos que se hace o hacía, hace 20 años, en el cabello tranquilamente pueden ser.
Pero no quiero dejar afuera a las que nos dicen: A ud. le han hecho un trabajo mi amigo… ¡Aaaah! ¡Desesperación, angustia! ¿Qué fue lo que nos hicieron? Un daño, si tal como lo lee, un daño de que tipo, y bueh, científicamente es difícil de explicar, pero seguro que ud. encontró en la puerta de su casa un vaso con algún aceite rancio por eso ahora le huelen así las patas, o quizás le tiraron un peine engualichao en la puerta y a ud., desde ese día, no para de caersele el pelo, o también pueden estar pinchando una foto suya o un muñeco voodoo en sus partes pudendas razón por la cual ud. no logra… los fines que estas partes tienen (ud. me entiende). Todo esto, sin más, justifica el porque somos tan desdichados y ni el loro nos mira.
Otra de las opciones es hacerle un trabajo a la persona amada para que se enamore definitivamente de nosotros, nuestra hechicera elegida nos pedirá que la proveamos de yerbas varias (incluso esa que se le vino a la mente cuando leyó la palabra yerba, y si, ya las escobas no vuelan hay que buscar algo más con que despegarse del piso), velas, prendas de nuestra amada/o, pelos, pelusa de ombligo y todo otro objeto personal que sirva a los fines del enamoramiento. Nosotros comenzaremos la caza de estos objetos, caza que no nos será sencilla en virtud que, la mayoría de las veces, el ser deseado ni nos registra. Alguien de mi extrema confianza pero no del mejor de los gustos, me contó que el mejor gualicho que existe es el de colocar un vello púbico propio dentro de la bombilla del mate, cebárselo al ser amado y esperar que este se lo trague. Automáticamente este quedará prendado de nuestro amor. Pero tenga precaución, solo ponga un pelo porque si ud. piensa que poniendo un manojo de ellos en la bombilla nos amaran más rápido, podemos correr el riesgo de que nuestro amado/a chupe, piense que la bombilla está tapada entonces chupe más fuerte y zas! Los pelos le tapan la garganta y en vez de amarla deberemos velarla.
¿Pero quién no leyó el horóscopo del diario del domingo y puso particular atención a las premoniciones sobre nuestro futuro amoroso? Todos lo hemos hecho, aunque no creamos fervientemente en los signos zodiacales. Mal que mal todos sabemos de qué signo somos, pero claro por ahí desconocemos el resto de los detalles planetarios como ubicación del sol y la luna al momento del nacimiento, quién es nuestro ascendente y eso. Es un recurso, quizás hasta sirva, en definitiva hasta ahora nadie me demostró que lo de la bombilla no funcione (mitad porque nadie ha sido tan asqueroso como para hacerlo) así que quizás lo de los signos sea verdad.
Aunque tengo una duda, hace poco Plutón se quedó sin el nombre de planeta (hecho que aún repudiamos en este blog), entonces: ¿Quién rige ahora a los nacidos bajo el signo de escorpio? ¿Qué pasa con esta gente? ¿Se han quedado sin patria cósmica o se las proveerá de una patria alternativa en forma inmediata? ¿Qué hace hoy en día un escorpiano a la hora de saber que va a ser de su destino? Espero que alguien tenga a bien responderme, porque imagino la desolación que siente uno al no saber como será su destino ya que el regente del mismo ha sido desbancado. Bueno… en realidad, por ahí, no es tan así. Pero hay gente para todo en este mundo, así que seguro que hay alguno preocupado por no tener planeta,... y si no lo están deberían, creo (¿?).